Cultura

¿Quién escondió el amor de María Antonieta y el conde sueco?

por María D. Valderrama

PARIS, Francia.- En las últimas horas de María Antonieta, una figura se alzó con especial fuerza en su vida: el conde y militar sueco Axel de Fersen. Su fidelidad lo marcó como uno de los más leales aliados de la decapitada reina, pero una sombra se alza aún, doscientos años después, sobre su relación. ¿Eran o no amantes?

Si bien la ciencia aún no ha encontrado la fórmula secreta para viajar en el tiempo y despejar con total veracidad esta incógnita, la duda queda hoy más lejos gracias al estudio de un grupo de científicos franceses que ha analizado con la tecnología más avanzadas las cartas entre la reina, esposa de Luis XVI, y el sueco.

Fersen, que tuvo también una muerte trágica (fue linchado y lapidado por el pueblo sueco en 1810 en medio de una crisis), había sido objeto de rumores en vida de la reina, tras conocerla en 1779 en un baile de la Ópera.

Los unió un trato casi familiar y fue, especialmente en los últimos años de vida de los reyes, un miembro cercano, un favorito.

Él se encargó de organizar la fallida fuga de Varennes y para ello no dudó en colarse en el Palacio de las Tullerías, donde los monarcas vivían prácticamente en condición de reclusos.

Pero su figura trascendió al trágico final del matrimonio, especialmente cuando las cartas entre él y María Antonieta de Austria vieron la luz a finales del siglo XIX, publicadas por el sobrino nieto del militar.

El misterio de las tachaduras

Comenzó entonces una encarnizada batalla intelectual entre los que dieron por hecho que era el amante de la reina y quienes, defendiendo la virtud de la austríaca, lo dejaron en un romance platónico y en ningún caso carnal.

¿La razón de la duda? Las cartas habían sido censuradas y decenas de tachaduras impedían ver ciertos pasajes. Curiosamente, las partes capadas se encontraban al inicio y al final de estas misivas políticas, como si alguien hubiera intentado ocultar la relación privada que los unía.

Las 15 cartas analizadas por el equipo del programa Rex II, financiado por la Fundación de Ciencias del Patrimonio y con el respaldo de los Archivos Nacionales, dueño de estas misivas fechadas en 1791 y 1792, han pasado dos procesos que ayudan a despejar la incógnita.

Los análisis, iniciados en 2014, fueron abandonados dos años más tarde cuando comprobaron que para leer las capas de la escritura -el texto y la parte oculta- hacía falta un proceso más innovador.

La respuesta llegó con un escáner 2 D XRF que permite separar las distintas tintas en función de la presencia de elementos metálicos, como cobre o zinc, usados en la época.

¿Hubo o no romance?

Ese escáner permitió al fin ver los fragmentos censurados y acabar en parte con la discusión de generaciones y generaciones que han tratado de descifrar esas cartas.

“Toda vuestra persona está ligada a mi existencia”, lee uno de los investigadores, Fabien Pottier. La carta escaneada acerca más que nunca a la tesis de una relación romántica.

Más difícil es, en cambio, confirmar que la relación fue física, como apostaba Stefan Zweig en la biografía que escribió de la reina, donde acusaba a los descendientes de Fersen de haber participado en la corriente de puritanismo que censuró la relación para defender el honor de la reina.

“Estos pasajes muestran una clara cercanía, pero no constancia de una relación física. Son frases que, con nuestra visión actual, nos parecen claras, pero no es que sea necesariamente comprometido llamar a alguien ‘mi querida y tierna amiga'”, dice a EFE una de las investigadoras, Anne Michelin, del Centro Nacional de Investigación y Museo Natural de Historia Natural.

Las cartas ayudan también a comprender mejor a sus personajes: ella, cuya escritura evoluciona en este convulso período; él, reputado por su meticulosidad, ahora se revela tan entregado como para rechazar una oferta del rey sueco y seguir así cerca de ella.

“No quiero estar atado. Verla, amarla y consolarla es todo lo que deseo”, le escribe, en un extracto que revela “Le Monde”.

El censor

Si no era el objetivo de la investigación, el análisis ha logrado acabar con el misterio sobre quién ocultó las partes románticas.

Si bien de esas 15 cartas siete eran de María Antonieta, los científicos han comprobado que cinco de ellas habían sido transcritas por Fersen, ya que la reina las mandaba cifradas.

Al separar las dos capas de tinta, el famoso escáner muestra que el componente de la tinta del texto y de los tachones no solo tiene las mismas proporciones de metal, sino que fue añadido poco después de la transcripción de las cartas.

“Hay una concordancia que permite pensar que fue él mismo quien censuró una parte de sus cartas. Nuestra hipótesis es que era Fersen quien lo hizo y que había cierta información que no quería que otros vieran”, comenta Michelin.

El resultado de la investigación debía haber sido difundido en marzo, cuando el grupo quería establecer contacto con los suecos, que guardan buena parte de las cartas, pero el confinamiento por el coronavirus ha retrasado el proceso.

Esas cartas, un mechón del cabello de la reina y un reloj con las iniciales de ambos fueron los únicos objetos que guardó el sueco. Agarraba en sus puños el reloj y ese mechón el día que lo mataron, veinte años después, en las calles de Estocolmo.

EFE.

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